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Hidrogenesse engrandece el mito de Alan Turing a la par que sube un peldaño mas en su ya honroso lugar entre lo mejor del indie nacional. Con el mini disco recién estrenado, aprovecharon la ocasión para ofrecer una presentación oficiosa del mismo, dedicada por completo a repasar la figura del matemático inglés. Personalmente me fascina la canción que cierra el disco y que también puso punto final a el concierto, ‘Historia del Mundo Contada por las Máquinas’, donde vuelven a aparecer la tecnología como signo de identidad del grupo. Se echaron en falta algunos hits, dejando al personal con ganas de más.
A continuación aparecieron las estrellas de la noche, en plena gira por nuestro país, donde han visitado también Murcia dentro del SOS 4.8 y Madrid. Los neoyorquinos ofrecieron un recital digno de su nivel musical, algo monótono y plano para quienes no son fieles seguidores de la banda. Los únicos momentos que rompían la linealidad eran las intervenciones de las dos vocalistas, Claudia Gonson y Shirley Simms que bromeaban acerca del espejo frontal de la sala apolo donde se veían reflejadas. Por su parte, el compositor y cantante Stephin Merritt, comentaba la jugada con ellas, además de disponer de un buen vino para aligerar sus cuerdas vocales. El público, que llenaba la sala, recibia de buen gusto los comentarios antes de cada canción. Por cierto, una sala adecuada para la ocasión con 600 sillas a lo largo de la pista y que se ocuparon poco después de dar inicio Hidrogenesse. Aún así, mucha más gente siguió llegando y llenando todos los rincones de la sala Apolo, pero ya de pie.
Sonaron temas de su amplia trayectoria, junto a canciones del reciente álbum publicado, Love At The Bottom Of The Sea, como el single ‘Andrew In Drag’ o 'Quick!'. Eso sí, los temas que más ilusión hacían eran otros, como la fantástica ‘Swinging London’, ‘All My Little Words’ una de las primeras en sonar o ‘Come Back From San Francisco’. Tras hora y media de recital ponían fin al concierto, volviendo rápidamente para dar un bis con dos temas finales. Ovación final que levantó al público de sus asientos, para despedir como se merecían a Merrit y lo suyos.
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